Para entender mejor
El área de Difusión de la Cineteca Nacional aclaró que no solicitaron el despido del personal de seguridad que negó el uso del baño a la activista trans Laura Glover, como circuló en redes sociales.
Vía telefónica detallaron que el servicio de vigilancia en las instalaciones es privado, de parte de la compañía Grupo Roma de Protección y Custodia S de RL de CV., misma que mediante un comunicado enviado a El Sabueso confirmó que su personal fue reubicado a otra sede.
La empresa refirió que ha tomado medidas para que todo su personal, incluyendo quienes brindan servicio en el recinto cultural, “sea nuevamente capacitado, con el firme propósito de evitar y erradicar, cualquier acción y/o conducta de discriminación o exclusión”.
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Por su parte, la Cineteca también insistió en que se encuentran trabajando para que todas las áreas que tienen contacto directo con el público reciban capacitaciones sobre la sensibilización y profesionalización para erradicar cualquier acto de discriminación.
Esto de la mano con el Consejo Nacional para Prevenir la Discrimiación (Conapred), Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación en la Ciudad de México (Copred) y la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHDM).
“No podemos despedirlos nosotros, (porque) no son trabajadoras de la Cineteca, es una empresa externa que nos otorga el servicio de vigilancia que contratamos a través de una licitación(…) desconocemos el criterio (de la empresa) por el cual constantemente está rolando al personal”, señaló el personal del área de Difusión.
Ante los hechos, la Cineteca emitió un comunicado en el que lamentó lo ocurrido y ofreció una disculpa a la activista trans.
En tanto, se registró en respuesta un mitin y la toma simbólica de la Cineteca, en donde se habló de la importancia de la lucha por los espacios públicos. Ahí Glover exigió la renuncia de Alejando Pelayo, actual director de la Cineteca Nacional.
Mamadou Safayou Barry, un guineano de 25 años, emprendió un viaje en bicicleta de más de 4.000 kilómetros para estudiar en la universidad de sus sueños.
La Universidad de sus sueños estaba a más de 4 mil kilómetros de su hogar y aún así Mamadou Safayou Barry decidió montarse en su bicicleta y atravesar 6 países para llegar hasta ella.
En mayo, partió de Guinea hacia el prestigioso centro Al-Azhar, situado en Egipto con la esperanza de ser aceptado.
En el camino de esta aventura, el joven de 25 años y padre de un niño, soportó un calor abrasador durante 4 meses y hasta fue detenido en uno de los países repletos de militantes islamistas o golpes de estado.
Pero valió la pena.
Cuando finalmente llegó a El Cairo recibió una beca por parte de la institución.
Estoy “muy, muy” feliz, le dijo a la BBC.
Agregó que pese a no poder pagar el curso de Estudios Islámicos en Al-Azhar, ni los vuelos a Egipto, la reputación de la universidad lo impulsó a arriesgarse en un viaje a través de Mali, Burkina Faso, Togo, Benin, Níger y Chad.
Al-Azhar es uno de los centros de aprendizaje islámico sunita más influyentes del mundo.
También es uno de los más antiguos. Fue fundado en el año 670 d.C.
Barry salió de su casa “en busca de conocimientos islámicos”, pero en Malí, Burkina Faso o Níger, los ataques de militantes islamistas contra civiles son frecuentes y los recientes golpes de estado han provocado inestabilidad política.
“Viajar por estos países es muy difícil porque no tienen seguridad en este momento”, dijo.
“Tienen muchos problemas y la gente está muy asustada. En Mali y Burkina Faso la gente me miraba como si fuera una amenaza. Veía a los militares por todas partes portando armas grandes y coches“, dijo Barry.
Dijo que fue arrestado y detenido tres veces sin una buena razón: dos en Burkina Faso y una en Togo.
Sin embargo, la suerte de Barry cambió cuando llegó a Chad.
Un periodista lo entrevistó y publicó su historia en internet, lo que llevó a algunos buenos samaritanos a financiarle un vuelo a Egipto.
Esto le evitó andar en bicicleta por Sudán, dónde algunas áreas son actualmente zonas de guerra.
El 5 de septiembre llegó finalmente a El Cairo.
Su determinación le valió una reunión con la decana de estudios islámicos, Nahla Elseidy.
Después de hablar con él, Elseidy le ofreció una plaza en el curso de Estudios Islámicos de Al-Azhar, con una beca completa.
La decana dijo en las redes sociales que la universidad estaba dispuesta a ofrecer sus conocimientos a estudiantes de todo el mundo
Y que esta filosofía “no sólo cubre a los estudiantes internacionales en Egipto sino que también se extiende más allá. Al-Azhar recibe estudiantes de todos los países, los cuida y les ofrece ayudas”.
Barry dijo que estaba “muy, muy feliz” de haber recibido la beca.
“No puedo expresar lo feliz que estoy. Le di gracias a Dios“, dijo.
Barry añadió que los problemas que se encontró durante su expedición quedaron olvidadas hace mucho tiempo y borrados por la alegría de poder convertirse en un becario de Al-Azhar.
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