El comercio electrónico está dejando al año 86 mil toneladas de basura en plástico solo en la Ciudad de México. Solo en 2021, esto implicó 235.8 toneladas diarias de contaminación plástica que equivale a 29 camiones de basura sin capacidad de reciclaje.
Esto, de acuerdo con un análisis que la organización Oceana México realizó a las cifras del Programa de Gestión Integral de Residuos para la Ciudad de México.
De acuerdo con el informe, en ese mismo año, el gasto por gestión de plásticos innecesarios provenientes del comercio electrónico fue de 53 millones 446 mil 474 pesos.
“Encontramos que se gasta más en la gestión de basura plástica del comercio electrónico que en instituciones públicas clave que garantizan derechos”, advierten en el informe Comercio electrónico, plástico innecesario y contaminación. Regular para resolver que presentó recientemente Oceana México,
En este documento también señalan que el comercio electrónico ha presentado un acelerado crecimiento en los últimos años, al pasar de una cuota de mercado de 7.4% en 2015 a 19.7% en 2022.
“Esto implica que la contaminación por plásticos innecesarios con los que se reempaquetan los productos que nos envían a domicilio ha aumentado paralelamente”, se lee en el documento.
Ante la necesidad de prohibir el uso indiscriminado de plásticos innecesarios, la organización señala en su informe que “las prohibiciones” permiten que se prohíba el uso de ese material, y especifican cuáles materiales pueden ser usados como sustitutos. Ante estos cambios, la industria sólo utilizará materiales que sí pueden ser sujetos a una cadena de reciclaje estatal”.
La iniciativa #EnvíosSinPlástico de Oceana México presentó avances en la regulación de plásticos de un solo uso provenientes del comercio electrónico.
Durante el Foro ¡CDMX en acción! Regular para resolver la contaminación plástica del comercio electrónico, especialistas en residuos plásticos y economía circular junto con colectivos se reunieron para plantear la urgencia de reformar el artículo 23 de la Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal, el cual se refiere al embalaje de bienes que personas físicas o morales comercialicen.
Tras analizar la Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal, la organización detectó que el artículo 23 no contempla el impacto ambiental que actualmente representa el embalaje del comercio electrónico de empresas como Amazon y Mercado Libre, principalmente, las cuales utilizan en sus envíos de todos los días plástico de un solo uso para empaquetar los pedidos que millones de mexicanos realizan desde sus plataformas.
Nick Leopold, ingeniero mecánico con maestría en ciencias ambientales y desarrollo sustentable, se encarga de dirigir la campaña “Océanos libres de plástico” en Oceana México desde donde impulsa la regulación de los plásticos innecesarios que provienen del comercio electrónico.
Leopold señala que tras un trabajo con autoridades y especialistas, se llegó a la conclusión de que es necesaria la prohibición del uso de plásticos innecesarios en el embalaje de productos.
“Al ser un reempaquetado y un tercer tipo de empaque, la prohibición es lo que más sentido hacía. Hoy ya tenemos una propuesta de legislación y se ha construido con comentarios de la Sedema (Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México,) de las y los diputados con quienes hemos platicado, de la academia y consultoras”, señaló en entrevista para Animal Político.
Nick Leopold habló de la propuesta que presentarán para legislar el uso de plásticos innecesarios en el embalaje de bienes a la actual redacción del artículo 23 de la Ley de Residuos Sólidos de la Ciudad de México. “Es ahí donde se puede regular que no se usen plásticos innecesarios en este reempaquetado”, apunta.
Oceana México lanzó la campaña #EnvíosSinPlásticos y se acercó a la ciudadanía visitando alcaldías de la CDMX, acompañados de una enorme caja de cartón que hace referencia al empaquetado de Amazon. De ella salen las burbujas plásticas que acopiaron gracias al reciclaje que la gente realizó. “Ese plástico es basura que se le ha enviado a la sociedad”, dijo.
Hasta ahora, han juntado más de mil firmas por parte de la ciudadanía para avanzar con esta regulación. En una encuesta hecha a las personas de las 16 alcaldías de la CDMX, Leopold señala que el 96% considera a los plásticos del comercio electrónico como un grave problema de contaminación.
“Esperamos que el Congreso [de la Ciudad de México] tomé lo que se ha dicho en el Foro, en el reporte y en todo este trabajo que hemos hecho y legisle”, añade.
Si bien, no existe una capacidad de reciclaje idónea para estos residuos, su valor económico tampoco se encuentra en el mercado como sucede con otros tipos de plásticos, ya sea PET o HDPE que tienen mayor opción de reciclaje. Sin embargo, para el plástico del embalaje no sucede lo mismo.
“Al no poderse reciclar [el plástico del comercio electrónico], se convierte en basura y esa gestión la hace la Ciudad de México con los impuestos de las y los mexicanos. No podemos permitir que los impuestos de las y los mexicanos subsidien la contaminación de compañías multinacionales”, resulta el especialista.
Hasta ahora, países como Colombia, Chile, China e India han regulado el uso de plásticos en el comercio electrónico. Los cuatro países tienen contextos sociales, ambientales y logísticos diferentes y, a pesar de ello, lograron eliminar el uso de plásticos del comercio electrónico en sus territorios.
La Dra. Alethia Vázquez Morillas, investigadora en residuos plásticos de la UAM, fue parte de los especialistas presentes en el foro, donde señaló que los plásticos que se usan en el reempaquetado del comercio electrónico son innecesarios, no se reciclan y se desintegran en microplásticos que contaminan el ambiente.
Explica también que para regular el plástico innecesario del comercio electrónico se deben establecer reglas que limiten o controlen el manejo y eso sólo se logra a través una reforma a la ley. En el caso de los plásticos generados por el comercio electrónico se tiene que reformar el artículo 23 de la Ley de Residuos del Distrito Federal para regular la contaminación plástica.
“No se puede incluir directamente [por] cómo está redactada la ley porque ahí se habla de la distribución en el punto de venta, entonces se tiene que hacer un artículo nuevo o agrandar alguno de los que ya está con términos diferentes. En este caso, el artículo [23] tal y como está, prohíbe la distribución de plásticos convencionales como bolsas y otros artículos desechables en los puntos de venta”, explica en entrevista para Animal Político.
Y añade, “el problema es que el comercio electrónico no entra en esa definición porque no existe este sitio al que uno va. Esa es la incompatibilidad”.
Desde la ciencia, la también experta en economía circular recomienda que para avanzar en la propuesta de legislación a ese artículo, no sólo se prohiba sino que se establezcan reglas que prevengan sustitutos de empaquetado que impliquen una nueva extracción como el uso de bolitas de unicel, cartón, entre otros.
Debe hacerse un análisis con lo que han implementado otros países. “Hay que ver esas alternativas porque hay que tener mucho cuidado con las sustituciones. En general, si sustituimos algo desechable aunque sea biodegradable, no estamos avanzando casi nada. La idea es eliminar lo desechable porque al final, todos los materiales tienen impactos”, señala.
En su informe, Oceana México presenta una serie de aspectos a tomar en cuenta para regular el plástico del comercio electrónico, entre los que destaca: Incluir periodos transitorios y metas específicas para la reducción y eliminación de los plásticos innecesarios, incluir posibles opciones de materiales no plásticos con los que se puede realizar el empaque y embalaje de manera segura; incluso estipular que cuando se sancione económicamente por incumplimiento, los fondos se destinen a programas que beneficien al medio ambiente, entre otros.
Las legisladoras locales Tania Larios, presidenta de la Comisión Preservación del Medio Ambiente, Cambio Climático y Protección Ecológica y Martha Ávila, presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso de la Ciudad de México, coinciden en que la tiene la oportunidad de liderar los esfuerzos para buscar alternativas que frenen la contaminación por plásticos innecesarios.
Mamadou Safayou Barry, un guineano de 25 años, emprendió un viaje en bicicleta de más de 4.000 kilómetros para estudiar en la universidad de sus sueños.
La Universidad de sus sueños estaba a más de 4 mil kilómetros de su hogar y aún así Mamadou Safayou Barry decidió montarse en su bicicleta y atravesar 6 países para llegar hasta ella.
En mayo, partió de Guinea hacia el prestigioso centro Al-Azhar, situado en Egipto con la esperanza de ser aceptado.
En el camino de esta aventura, el joven de 25 años y padre de un niño, soportó un calor abrasador durante 4 meses y hasta fue detenido en uno de los países repletos de militantes islamistas o golpes de estado.
Pero valió la pena.
Cuando finalmente llegó a El Cairo recibió una beca por parte de la institución.
Estoy “muy, muy” feliz, le dijo a la BBC.
Agregó que pese a no poder pagar el curso de Estudios Islámicos en Al-Azhar, ni los vuelos a Egipto, la reputación de la universidad lo impulsó a arriesgarse en un viaje a través de Mali, Burkina Faso, Togo, Benin, Níger y Chad.
Al-Azhar es uno de los centros de aprendizaje islámico sunita más influyentes del mundo.
También es uno de los más antiguos. Fue fundado en el año 670 d.C.
Barry salió de su casa “en busca de conocimientos islámicos”, pero en Malí, Burkina Faso o Níger, los ataques de militantes islamistas contra civiles son frecuentes y los recientes golpes de estado han provocado inestabilidad política.
“Viajar por estos países es muy difícil porque no tienen seguridad en este momento”, dijo.
“Tienen muchos problemas y la gente está muy asustada. En Mali y Burkina Faso la gente me miraba como si fuera una amenaza. Veía a los militares por todas partes portando armas grandes y coches“, dijo Barry.
Dijo que fue arrestado y detenido tres veces sin una buena razón: dos en Burkina Faso y una en Togo.
Sin embargo, la suerte de Barry cambió cuando llegó a Chad.
Un periodista lo entrevistó y publicó su historia en internet, lo que llevó a algunos buenos samaritanos a financiarle un vuelo a Egipto.
Esto le evitó andar en bicicleta por Sudán, dónde algunas áreas son actualmente zonas de guerra.
El 5 de septiembre llegó finalmente a El Cairo.
Su determinación le valió una reunión con la decana de estudios islámicos, Nahla Elseidy.
Después de hablar con él, Elseidy le ofreció una plaza en el curso de Estudios Islámicos de Al-Azhar, con una beca completa.
La decana dijo en las redes sociales que la universidad estaba dispuesta a ofrecer sus conocimientos a estudiantes de todo el mundo
Y que esta filosofía “no sólo cubre a los estudiantes internacionales en Egipto sino que también se extiende más allá. Al-Azhar recibe estudiantes de todos los países, los cuida y les ofrece ayudas”.
Barry dijo que estaba “muy, muy feliz” de haber recibido la beca.
“No puedo expresar lo feliz que estoy. Le di gracias a Dios“, dijo.
Barry añadió que los problemas que se encontró durante su expedición quedaron olvidadas hace mucho tiempo y borrados por la alegría de poder convertirse en un becario de Al-Azhar.
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