El porcentaje de hogares que reciben ayuda económica por programa sociales tuvo su cifra más alta en los registros de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), con un 34% en 2022 que supera al 31% de 2016.
Aunque por otro lado, contrario a lo expresado por el presidente López Obrador en su conferencia matutina y en sus redes sociales el 27 de julio, estos siguen sin beneficiar en mayor medida a los más pobres en el país. La cobertura de apoyos para ese grupo poblacional fue mayor en 2016 y 2018.
“Me llena de orgullo y satisfacción el poder decir eso, que los más pobres están recibiendo más”, dijo el mandatario este 27 de julio.
En una revisión a la ENIGH, se corroboró el dato de que en 2022 el 45% de los hogares en el decil o sector más pobre recibió programas sociales, mientras que en 2018 fue el 55% y en 2016 el indicador llegó al 57%. Es decir, hubo una baja de al menos 12 puntos.
Y en cambio, al revisar el decil más rico, la cobertura pasó del 10% de los hogares en 2016 al 26% en 2022, con los programas de entrega universal y directa establecidos por el gobierno de López Obrador.
Gráfico de México, ¿cómo vamos?
Otro punto que refirió el Instituto de Estudios sobre Desigualdad (Indesig) es que los estados más pobres del país recibieron menos programas sociales entre 2018 y 2022, ya que cayó la cobertura en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Zacatecas y Tabasco.
En su conferencia matutina de este jueves, López Obrador destacó un “aumento real de 24% para el 10% más pobre en comparación con 16 a 18, que se redujo en 17%”.
No lo precisó y Presidencia no respondió a una solicitud de más información; sin embargo, la cifra del mandatario solo se ajustaría a la masa de ingreso trimestral promedio entregado por programas sociales al decil más pobre entre 2018 y 2022, que sí registra un alza de más del 20% en una de las tablas de la ENIGH, y en cambio una baja de al menos 14% en el periodo de 2016 a 2018.
Las cifras muestran que se entregan más recursos de programas sociales, y a más personas en el país, pero no se está enfocando su entrega en los hogares más pobres.
“El gobierno le está transfiriendo casi 4 veces más a cada persona de hogares más ricos: $886 promedio por persona al decil X… (y) $224 promedio por persona al decil I”, señaló Máximo Jaramillo, de Indesig.
En general, los datos del INEGI mostraron un incremento en los ingresos de los mexicanos, además de una baja en la desigualdad.
El promedio del ingreso total trimestral por hogar fue de 67 311 pesos, superior 11% respecto a 2020, aunque apenas 0.2 % respecto a 2016, según refirió el INEGI.
En el caso del decil más pobre, los ingresos de los hogares aumentaron 18% respecto de 2020, y 19% respecto a 2018, para ubicarse en 4 mil 470 pesos al mes en promedio.
Este crecimiento del ingreso en los hogares de menores ingresos, refirió el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), “ha sido impulsado principalmente por el aumento de los ingresos por trabajo y las transferencias (gubernamentales)”.
Los primeros, detalló, aumentaron 31% entre 2016 y 2022, mientras que las transferencias lo hicieron en 16%.
“En los hogares receptores de menores ingresos, las remesas representan cerca de una tercera parte del ingreso, mientras que en los hogares de mayores ingresos representan casi una quinta parte”, apuntó México, ¿cómo vamos? sobre la composición de los ingresos.
En cuanto a la desigualdad, el coeficiente de Gini que la mide descendió 0.415 a .0402 de 2020 a 2022: el año pasado el ingreso promedio de los hogares más ricos fue 15 veces mayor al nivel observado en los hogares del decil 1, de ingresos más bajos.
Mientras que en 2016, los ingresos del decil 10 eran 21 veces superiores a los del decil uno, como apuntó el IMCO.
Sobre esta baja, México, ¿cómo vamos? refirió que “es importante recordar que el subreporte de ingresos en las encuestas de ingresos de los hogares, en especial en los de mayores ingresos, sesga a la baja el cálculo del coeficiente de Gini”, lo que genera la percepción de una menor desigualdad a la que realmente puede existir en el país.
Desgarradores testimonios de sobrevivientes y testigos directos de una tragedia que ha dejado miles de muertos y desaparecidos. “Es como si hubiera caído una bomba nuclear”.
Las imágenes son desoladoras. Cadáveres abandonados en las calles, personas sacando cuerpos debajo de los escombros con sus propias manos.
Testigos directos del horror le dijeron a la BBC que barrios y edificios enteros fueron arrastrados al mar mientras la gente dormía.
Y ahora “el mar está devolviendo decenas de cadáveres”, relató Hichem Abu Chkiouat, ministro de Aviación Civil y miembro del Comité de Emergencia en el este de Libia.
Esa es la situación que se vive en la ciudad portuaria de Derna tras las inundaciones causadas por la tormenta Daniel que arrasaron el este del país dejando una estela de destrucción con miles de muertos y desaparecidos.
Familiares buscan desesperados a sus seres queridos con la esperanza de encontrarlos vivos o al menos identificar sus cuerpos para darles sepultura.
Mientras los equipos de emergencia continúan trabajando, en algunas zonas de la ciudad cuerpos envueltos en sábanas están siendo arrojados en fosas comunes.
El número de muertos que dejaron las inundaciones en el este de Libia sigue aumentando. Las autoridades dicen que se han encontrado más de 5.000 cadáveres solo en la ciudad de Derna, mientras que en los alrededores y en el resto del país ya se contabilizan decenas de miles desplazados.
Voluntarios han llegado a la zona para socorrer a los sobrevivientes
“Es un completo desastre. Estoy realmente en shock”, dijo un médico que viajó a Derna para tratar a los heridos.
El medio de comunicación local Derna Zoom publicó en la red social X (anteriormente Twitter) que una cuarta parte de la ciudad quedó “completamente aniquilada”.
“Es como si hubiera caído una bomba nuclear”, decía el mensaje.
Quienes han logrado comunicarse con familiares y amigos en la zona afectada están desconsolados.
La gente está viviendo el “día del juicio final”, le dijo a la BBC el periodista libio Johr Ali.
Un amigo encontró a su sobrino “muerto en la calle, arrojado por el agua desde su tejado”, relató el reportero.
Ali, que vive exiliado en Estambul debido a los ataques a periodistas en Libia, comentó que otro de sus amigos perdió a toda su familia en el desastre.
“Su madre, su padre, sus dos hermanos, su hermana Maryam, su esposa (…) y su pequeño hijo de 8 meses… Todos ellos murieron, toda su familia está muerta y él me pregunta qué debe hacer”.
En otro caso, Ali dijo que un sobreviviente le contó que había visto a “una mujer colgada de las farolas, porque las inundaciones se la llevaron”.
“Murió allí”, añadió Ali.
Las calles de Derna están cubiertas de barro y escombros y llenas de vehículos volcados.
“La gente escucha los llantos de los bebés bajo tierra y no saben cómo llegar hasta ellos”, relató el periodista.
El rescatista Kasim al Qatani le dijo a la BBC que no hay agua potable en Derna y que escasean los suministros médicos.
Agregó que el único hospital de Derna ya no podía recibir pacientes porque “hay más de 700 cadáveres esperando en el hospital y no es tan grande”.
Aunque la tragedia comenzó con las intensas lluvias causadas por la tormenta Daniel, testigos dijeron que la situación se salió de control cuando oyeron la explosión de una gran presa que terminó expulsando un gigantesco torrente de agua que “parecía un tsunami”.
La información disponible hasta ahora señala que las lluvias provocaron el colapso de dos represas en el río Derna, “que arrastraron barriadas enteras con sus residentes hasta el mar”, según explicó Ahmed Mismari, portavoz del Ejército Nacional Libio, que controla el este del país.
Además de Derna, también se han visto afectadas las ciudades de Bengasi, Susa y Al Marj, todas ellas en el este, así como Misrata, en el oeste, en medio de las peores inundaciones en las últimas cuatro décadas en el país.
El médico libio Najib Tarhoni, que trabaja en un hospital cerca de Derna, pidió ayuda con urgencia.
“Tengo amigos aquí en el hospital que han perdido a la mayoría de sus familias… han perdido a todos”, le dijo a la BBC.
“Sólo necesitamos gente que entienda la situación: ayuda logística, perros que realmente puedan oler a la gente y sacarla de debajo de la tierra. Sólo necesitamos ayuda humanitaria, gente que realmente sepa lo que está haciendo”.
También existe una necesidad urgente de equipos forenses y de rescate especializados y otros dedicados a la recuperación de cadáveres, les dijo a los medios turcos el jefe del Sindicato de Médicos Libios, Mohammed al Ghoush.
Los esfuerzos de rescate se han visto complicados por el hecho de que Libia está dividida entre gobiernos rivales y el país lleva más de una década de conflicto.
La lucha entre facciones ha llevado al abandono de la infraestructura y ha dado lugar a una pobreza generalizada en un país con pocos recursos y experiencia para enfrentar este tipo de catástrofes.
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