Como un vuelo fantasma.
La Secretaría de Gobernación, Sedena y la Guardia Nacional niegan tener registros que confirmen cómo y con quién viajó Adán Augusto López en enero pasado a Ciudad Juárez, el día en que se llevó a cabo ahí el informe de actividades de la diputada morenista Andrea Chávez y se acusó en redes sociales que sus familiares habían sido trasladados en un avión militar.
La plataforma de rastreo de vuelos FlightAware muestra el dato de que el 28 de enero, día del informe de Chávez, la aeronave de la Guardia Nacional con matrícula XC-PFM -que coincide con la de un avión de la Policía Federal que el gobierno de López Obrador dijo que pondría a la venta- se desplazó a la ciudad fronteriza por la mañana y regresó la misma noche.
Es la misma aeronave que en abril de 2022 trasladó a Adán Augusto a estados del norte del país, para promover la participación en la consulta de revocación de mandato, como confirmaron fotografías.
Chávez negó las acusaciones sobre el traslado de su familia en un video, aseguró que ellos se trasladaron en un taxi aéreo y que fue el entonces secretario de Gobernación quien usó un avión de Sedena.
Sin embargo, el Ejército respondió vía transparencia a Animal Político que no tiene registrado ningún vuelo de funcionarios en el periodo en que ocurrió el informe de Chávez, ni alguno en específico de Adán Augusto.
En tanto la Secretaría de Gobernación, cuestionada vía Transparencia, dijo no tener registro documental alguno de cómo viajó entonces su titular a Juárez, donde Adán Augusto también participó en una cumbre fronteriza de alcaldes, ni de otros traslados realizados durante enero.
Respecto a la Guardia Nacional, ante múltiples solicitudes de las bitácoras de vuelo de distintas aeronaves -como la ya mencionada de matrícula XC-PFM-, la respuesta de esa institución ha sido que no registra los nombres de las personas que viajan en ellas.
Solo la cantidad de personas “por cuestiones de peso y balance”.
Se pidió un comentario a Chávez sobre las respuestas del Ejército, pero hasta la fecha de la publicación del texto no había respondido.
Mamadou Safayou Barry, un guineano de 25 años, emprendió un viaje en bicicleta de más de 4.000 kilómetros para estudiar en la universidad de sus sueños.
La Universidad de sus sueños estaba a más de 4 mil kilómetros de su hogar y aún así Mamadou Safayou Barry decidió montarse en su bicicleta y atravesar 6 países para llegar hasta ella.
En mayo, partió de Guinea hacia el prestigioso centro Al-Azhar, situado en Egipto con la esperanza de ser aceptado.
En el camino de esta aventura, el joven de 25 años y padre de un niño, soportó un calor abrasador durante 4 meses y hasta fue detenido en uno de los países repletos de militantes islamistas o golpes de estado.
Pero valió la pena.
Cuando finalmente llegó a El Cairo recibió una beca por parte de la institución.
Estoy “muy, muy” feliz, le dijo a la BBC.
Agregó que pese a no poder pagar el curso de Estudios Islámicos en Al-Azhar, ni los vuelos a Egipto, la reputación de la universidad lo impulsó a arriesgarse en un viaje a través de Mali, Burkina Faso, Togo, Benin, Níger y Chad.
Al-Azhar es uno de los centros de aprendizaje islámico sunita más influyentes del mundo.
También es uno de los más antiguos. Fue fundado en el año 670 d.C.
Barry salió de su casa “en busca de conocimientos islámicos”, pero en Malí, Burkina Faso o Níger, los ataques de militantes islamistas contra civiles son frecuentes y los recientes golpes de estado han provocado inestabilidad política.
“Viajar por estos países es muy difícil porque no tienen seguridad en este momento”, dijo.
“Tienen muchos problemas y la gente está muy asustada. En Mali y Burkina Faso la gente me miraba como si fuera una amenaza. Veía a los militares por todas partes portando armas grandes y coches“, dijo Barry.
Dijo que fue arrestado y detenido tres veces sin una buena razón: dos en Burkina Faso y una en Togo.
Sin embargo, la suerte de Barry cambió cuando llegó a Chad.
Un periodista lo entrevistó y publicó su historia en internet, lo que llevó a algunos buenos samaritanos a financiarle un vuelo a Egipto.
Esto le evitó andar en bicicleta por Sudán, dónde algunas áreas son actualmente zonas de guerra.
El 5 de septiembre llegó finalmente a El Cairo.
Su determinación le valió una reunión con la decana de estudios islámicos, Nahla Elseidy.
Después de hablar con él, Elseidy le ofreció una plaza en el curso de Estudios Islámicos de Al-Azhar, con una beca completa.
La decana dijo en las redes sociales que la universidad estaba dispuesta a ofrecer sus conocimientos a estudiantes de todo el mundo
Y que esta filosofía “no sólo cubre a los estudiantes internacionales en Egipto sino que también se extiende más allá. Al-Azhar recibe estudiantes de todos los países, los cuida y les ofrece ayudas”.
Barry dijo que estaba “muy, muy feliz” de haber recibido la beca.
“No puedo expresar lo feliz que estoy. Le di gracias a Dios“, dijo.
Barry añadió que los problemas que se encontró durante su expedición quedaron olvidadas hace mucho tiempo y borrados por la alegría de poder convertirse en un becario de Al-Azhar.
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